Increíble pero cierto. A cuatro años de la toma de posesión del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en sus conferencias matutinas lo escuchamos admitir abiertamente que ya no piensa como antes. “Sí, he cambiado de opinión, ahora miro el problema que heredé y ¿cómo enfrentar el problema de la inseguridad? Supe desde un principio que la paz es fruto de la justicia y creo firmemente que esa es la base de la seguridad. política.
Traducción Grupo Carlos Fonseca
“Cuidar a la juventud, mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la mayoría de los mexicanos, combatir la pobreza, combatir la corrupción, eso lo hacemos todos, no permitamos la impunidad, pero imagínense lo que hubiésemos hecho con la policía federal. Yo creo que sí, ahora.”Todos los presos o acusados o prófugos de graves violaciones a los derechos humanos han salido de la policía federal”, anunció el presidente el 6 de septiembre.
Al ser cuestionado sobre su propuesta de incorporar a la Guardia Nacional a la Sedena, manifestó su deseo de que este nuevo grupo, integrado en su mayoría por militares, “no perezca como sucedió con la Policía Federal”, por lo que reivindicó su cargo como “Yo “. Esperaba que la Guardia Nacional fuera una rama adicional, como la Fuerza Aérea, dependiente del Secretario de Defensa. Será una organización con disciplina, profesionalismo, integridad y mando militar.
A diferencia de lo que declaró hoy como titular del poder ejecutivo, el entonces candidato presidencial tomó una postura progresista en febrero de 2012, siguiendo las recomendaciones de organismos internacionales de derechos humanos. Afirmó que si hubiera ganado las elecciones del 1 de julio de 2012, habría enviado al ejército de regreso a sus campamentos en 6 meses. Hay que recuperarlo a medida que la policía se profesionalice, y pasarán seis meses hasta que la nueva policía federal garantice la seguridad.
Todo cambió 10 años después, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador optó por forjar un nuevo pacto con las fuerzas armadas mexicanas, poniendo a la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional y erigiéndose como un ferviente defensor de la militarización, violando todas las leyes constitucionales. . 21. Esta orden protege el carácter civil de la Guardia Nacional y su integración en la Secretaría de Seguridad Pública y Seguridad de la Ciudad. Una nueva reforma aprobada recientemente por diputados y senadores se enfoca en esta regla suprema, que pone un dique a la Guardia Nacional, que depende de la autoridad civil.
Al explicar los motivos de esta nueva ley, trata de distinguir la nueva política de seguridad de la “estrategia fallida” impuesta por Felipe Calderón hasta Enrique Peña Nieto. Muestra que se impone una lógica de guerra y destrucción, tratando al ciudadano como un enemigo que vulnera sus derechos humanos. Resaltó que hubo “un cambio radical en el comportamiento de las personas que forman parte de las fuerzas armadas” en el cuarto trimestre, lo que indica una disminución en las denuncias presentadas por violaciones de derechos humanos y operaciones mortales. Sienta las bases, un barrido limpio de las graves violaciones cometidas por los militares, que dice es la base principal para la integración de la Guardia Nacional.
Se hace una completa defensa de que los militares respetan al pueblo y que su formación y su modus operandi se traducen en abusos contra la población civil. Apela a un hipotético consenso de que la Guardia Nacional debería transformarse en una agencia que vele por la seguridad de la población. Para expresar sus motivos, traen a colación el concepto del ejército mexicano como un ejército popular y organizativo, diferente a los ejércitos del Cono Sur, que son de origen elitista.
Por otro lado, define al crimen organizado como una “fuerza paramilitar” que se ha convertido en una gran amenaza para la seguridad nacional, la población civil y las instituciones públicas. Todos estos argumentos tienen la clara intención de dejar de lado el contenido supremo del artículo 21 de la Constitución.
En términos de derecho, la intervención de Cedena en la conformación y control operativo y administrativo de dicho organismo de seguridad está en consonancia con los derechos humanos y las decisiones contenidas en el artículo 21 de la Constitución y los criterios de la jurisprudencia de la Corte Suprema. de la NACION. Este es un argumento falaz y la visión legislativa es que la legislatura está tratando de encubrir las acciones de Cedena y asignarle el control total de la Guardia Nacional. Esto es una violación flagrante del artículo 21 de la Constitución que establece que “los organismos de seguridad pública, incluida la Guardia Nacional, deberán tener un carácter civil decoroso y profesional”. Es inaceptable que se pretenda legalizar la desmilitarización de la Guardia Nacional por la vía de leyes secundarias, liberadas de la disposición constitucional que designa a la Guardia Nacional en la Secretaría de Seguridad Pública.
La División 12 de la Fuerza de Defensa Nacional rompe la cadena de mando civil al establecer que la estructura de la organización depende de la Secretaría de la Defensa Nacional. De repente legisladores y legisladoras han diluido el carácter civil que la Guardia Nacional está obligada por ley a tener. Este ajuste de dados se anexa al artículo 14 al establecer que “el encargado del Comando de la Guardia Nacional será designado por el responsable del despacho del Presidente, a propuesta del Secretario de la Defensa Nacional”. La Guardia Nacional se erige como una organización militarizada.
El artículo 13 bis confiere al Secretario de la Defensa Nacional las siguientes facultades: (i) Ejercer el control operativo y administrativo de la Guardia Nacional. (II) Edición de los Manuales de Organización, Procedimiento y Servicios Generales de la Guardia Nacional. (III) Elaborar los planes y estrategias operativas de la Guardia Nacional. (iv) Aprobar los programas y proyectos a que se refiere el artículo 15. (V) Organizar la distribución territorial de la Guardia Nacional. (VI) Proponer cambios en la estructura orgánica de la Guardia Nacional. Es decir, según el artículo 21 de la Constitución, todo el control de la Guardia Nacional queda en manos del Ejército.
El artículo 21 de la Guardia Nacional propone que en su estructura orgánica se cuente con un servicio de investigación e inteligencia, lo que otorga a la policía militarizada mayores facultades para intervenir en la investigación de los delitos. Ahora la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha iniciado una acción de inconstitucionalidad y es responsabilidad exclusiva del Ministerio Público revocar esta facultad de la Guardia Nacional. Asimismo, se extiende la jurisdicción militar a los elementos castrencianos de la Guardia Nacional que estén sujetos al régimen penal militar cuando cometan los delitos tipificados en el Código de Justicia Militar. Esta ampliación del fuero militar es incompatible con el carácter civil de la Guardia Nacional.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha propuesto en el presupuesto de 2023 que se destinen 34.525.322.298 pesos a la Guardia Nacional para prevenir, investigar y perseguir delitos. Por otra parte, se propone destinar a Cedena 111.911.638.277 pesos. Se separan de los 836 millones gastados en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y 4 mil 965 millones de pesos en apoyo a la seguridad pública. En el Artículo Sexto Transitorio de la Guardia Nacional, el Secretario de Defensa y Protección Civil propuso “transferir el presupuesto y los recursos económicos para la prestación de los servicios profesionales y gastos operativos de la Guardia Nacional en un plazo de 60 días”.
Las fuerzas armadas, además de acumular miles de millones de poder y recursos, continúan sufriendo total impunidad. Cedena es una de las empresas más opacas, operando como un pequeño estado dentro del estado mexicano. Las autoridades civiles siempre se han subordinado a la autoridad militar y les tiembla la mano al negarse a perseguir los delitos de la jurisdicción civil e imponer sanciones ejemplares. El poder judicial no se atreve a tocar a los militares porque es parte de la norma no escrita que los militares son protegidos y recompensados, como les ha pasado a muchos generales que han luchado por graves abusos a los derechos humanos. Un ejemplo mortal ocurrió en el estado de Guerrero.
Se sacrificaron principios internacionales de derechos humanos y normas constitucionales en honor al acuerdo del Presidente de la República, quien optó por pedir cuentas a los militares sin frenos ni contrapesos civiles. La fase oscura de la guerra sucia, que ha provocado la muerte de decenas de familias por desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y numerosos casos de tortura por parte de militares, sigue escalando ante la mortífera represión del ejército. Terrorismo a los ciudadanos que defienden sus derechos y son considerados enemigos del régimen.
12 de septiembre de 2022
talaquinolano
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