Letizia Battaglia, fotógrafa, testigo y narradora con su cámara falleció tras décadas de noticias y hechos mafiosos. Tenía 87 años. Estuvo enferma durante algún tiempo pero nadie pensó que sucumbiría al tiempo ya las enfermedades. Ella murió tarde esta noche. Creativa y deliberadamente divisiva, Letizia Battaglia ha dejado su huella en la historia de la fotografía, pero sobre todo en Palermo. Su ciudad, que quería contar y explicar, sobre todo a través de la novela de sus mujeres. Se hizo conocida como la fotógrafa de la mafia: la reportera que lograba tomar primeros planos de presidentes y hacer que los arrestos fueran icónicos. Pero era Palermo el que fluía, los rostros de los vivos, los ojos negros de la niña y la pelota bajo el brazo que mostraban aún más profundamente la ciudad de aquellos años.
Cuando murió Letizia Battaglia, todo empezó en L’Ora
Comenzó su carrera en 1969 en el diario L’Ora di Palermo. Luego, en Milán, con el fotógrafo Franco Ziken, creó una agencia de información fotográfica que documentaba los grandes acontecimientos informativos de la época. Fue ella quien fotografió por primera vez la escena del crimen de Bersanti Mattarella, asesinado por la mafia el 6 de enero de 1980, en Via Liberta en Palermo frente a la casa del presidente de la región siciliana. En esta foto, el joven Sergio Mattarella intenta sacar a su hermano del auto.
Muere Leticia Battaglia, alcaldesa de las lágrimas de Orlando
La alcaldesa Luluca Orlando, quien recuerda el horror que todos vivieron al entrar al cabildo, llora: “Sus propuestas siempre fueron al filo de la ley, y siempre fueron con la intención de ayudar a alguien al margen. Letizia fue una persona extraordinaria que demostró lo que ella era invisible”. Miembro de la Junta Verde de los Consejos Cinco y Seis de Orlando, 1987 a 1990. Battaglia construyó un palmeral en el Foro Itálico y quitó los puestos del paseo marítimo de Mondello, restaurando el ancho de la costa y el puerto deportivo. Luego diputado regional por la red de 1991 a 1996.
Pero su verdadero carácter, su alma, era la figura de una irredimible cantante de Palermo: Palermo sangre y muerte, de mujeres obligadas a un destino impuesto que no eligieron. Convertida en fotógrafa a la edad de 40 años, Battaglia está reinventando su vida. Con la cámara se presenta a L’Ora y escribe la historia del fotoperiodismo italiano. Carismática, siempre ha sabido escindir, como recientemente con los anuncios de Lamborghini: ha desatado una feroz polémica por que sus hijos fueran fotografiados frente a autos en el patio de Pretoria.
Letizia Battaglia muerta, su lucha por la salvación de las mujeres
Pero a ella no le importó la polémica. Retratadas indiferentes al lujo, aquellas niñas y adolescentes eran la historia de una ciudad que no se podía comprar, sin la adulación. Así lo explicó Letizia, enfadada por aquellas polémicas que consideraba engañosas. Porque para Palermo -y esta posesión siempre ha sido la base- se dedicó a la narración y al arte de la novela. Con gran entusiasmo habló de las mujeres que acogió e instruyó en los talleres de fotografía del centro experimental de la ciudad. Inexperta, demasiado nueva en el medio para tener un carácter narrativo propio, pero con las ganas y la furia que amaba. Reclamó hasta el final “Lo hago gratis, lo hago por la ciudad”, orgulloso de quienes escribieron un capítulo en la historia y el arte de su tierra a pesar de quienes no creyeron en ello.
“Cuando empecé, nadie me consideraba”, dijo hace apenas unos meses, “pero mis fotos se quedan y las fotos de otras personas no”. La última exposición en Ljubljana con decenas de tomas. “Estoy viviendo de mi trabajo”, dijo con orgullo. De su vida, de su camino, de sus contradicciones. Phyllis celebró el aniversario en la casa de Stagnitta, cerca de su último cumpleaños, aplazando cualquier compromiso para poder estar allí. “Porque Letizia amaba la vida -dicen quienes la conocieron- y por eso la supo plasmar con sus tomas”. Hasta el final.
Fallecida Letizia Battaglia, su hija: ‘activa hasta el final’
“Fue directa y enérgica hasta el final”. Así, su hija, Patrizia Stanetta, recuerda los últimos momentos de la vida de Letizia Battaglia. “Mi madre – dice – nunca se detuvo. A pesar de sufrir una enfermedad y dificultades en el movimiento, siguió haciendo muchos contactos, participando en reuniones también en el extranjero e incluso enfrentando largos viajes. Solo la semana pasada fui a Orvieto para participar en un taller Las grandes ganas de Vivir nunca se acaban.”
Recientemente, todavía recuerda Patricia Staneta, la obligaron a usar una silla de ruedas. “Pero esto –añade de inmediato– no impidió que ella subiera al avión y respondiera a las muchas llamadas e invitaciones que seguía recibiendo”. Hasta esta mañana, Letizia Battaglia se mostraba transparente y presente. Entonces la situación de repente empeoró. “Todo sucedió tan de repente que -concluyó la hija- no nos dio tiempo de entender que se iba”.
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