Mannheim pierde tras 50 años de gobierno

Según resultados preliminares, la CDU CHristian Specht ganó las elecciones para alcalde en Mannheim con sólo 860 votos. Después de más de 50 años, los socialdemócratas fueron expulsados ​​del ayuntamiento más alto de la segunda ciudad más grande de Baden-Württemberg. Un histórico cambio de guardia señala la crisis de la socialdemocracia en Alemania, cada vez más “verde” y cada vez más alejada del bienestar de los ciudadanos.

“Estaba claro para mí que iba a haber una dura carrera cara a cara después de que los Verdes y la Izquierda hicieran campaña juntos por los socialdemócratas”, dijo Specht después de la estrecha victoria del domingo. El actual alcalde, que cumplirá 57 años dentro de unos días, dijo que la victoria lo hizo aún más feliz. Mientras el saliente Peter Kurz (SPD) felicitaba a Sebakht, hubo fuertes aplausos en la sala de juntas y algunos comentarios negativos.

Alcalde de todos los residentes de Mannheim

Según la ciudad, el 49,90% de los votos en las nuevas elecciones fueron para Specht. El candidato del SPD, Thorsten Riel, que fue derrotado contundentemente en la primera vuelta a mediados de junio, ahora tiene el 48,70 %. Esta vez, una mayoría simple de votos fue suficiente para ganar. El candidato no partidista Ugur Çakir iba a la zaga de la contienda por un 1,31%. La participación electoral fue del 30,89%. Se invitó a votar a unas 235.000 personas. El resultado final oficial debería estar disponible en unos días.

Specht no tiene mayoría en el ayuntamiento de Baden del Norte, capital del Rin-Neckar con unos 325.700 habitantes y tendrá que intentar gestionar una coalición muy compleja: los Verdes son el grupo más numeroso con 13 escaños, seguidos del SPD con 10 y cdu con 8 plazas. FDP/MfM, Freie Wahler – ML y AfD tienen 4 escaños cada uno. La coalición de activistas por los derechos de los animales, el Partido de Izquierda y el “Partido” tiene cinco escaños. Buena anarquía.

Esta derrota de los socialdemócratas se produce en una región muy progresista y acomodada y señala la crisis general del partido del canciller Schulz, que no supo dar un liderazgo preciso a una Alemania cada vez más tensa.