Los humanos somos una especie que daña la naturaleza: las extinciones masivas causadas por nuestras actividades destruyen literalmente el árbol de la vida, dañando no sólo especies aisladas sino también grupos que incluyen muchas especies relacionadas, las llamadas especies: 73 animales vertebrados que ya han desaparecido del faz de la Tierra desde el año 1.500 hasta la actualidad. Así se desprende de un estudio publicado en la Revista de la Academia Estadounidense de Ciencias (PINAS) por Gerardo Ceballos de la Universidad Nacional Autónoma de México y Paul Ehrlich de la Universidad de Stanford, Estados Unidos.
Las cifras son alarmantes: la tasa de extinción de especies de vertebrados, por ejemplo, es 35 veces mayor que la media del millón de años anterior. Esto significa que si la raza humana no hubiera existido, sólo habrían existido dos especies perdidas. Basándose en diversas bases de datos como la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y Birdlife International, los investigadores recopilaron información sobre el estado de conservación de 5.400 especies de vertebrados terrestres, para un total de 34.600 especies.
Un exterminio biológico
Las aves han sido las más afectadas por las actividades humanas durante los últimos cinco siglos, con 44 especies desapareciendo, seguidas de los mamíferos, los anfibios y los reptiles. Los autores del estudio hablan de extinción biológica, porque la ola de extinción, sin el hombre, habría ocurrido hace más de 18 mil años. “Lo que estamos perdiendo son los únicos compañeros vivos que conocemos en todo el universo”, comentó Ehrlich. Aunque Ceballos señala que “hay que tener cuidado de no ser alarmistas”, “sería inmoral no explicar la magnitud del problema, dado que nosotros y otros científicos estamos alarmados”. Y como no estamos hablando de especies individuales, si desaparecen de forma aislada, permitirá que otros miembros de la misma especie cubran parcialmente la pérdida, preservando una herencia genética y una evolución similares. Aquí estamos hablando de “ramas” enteras del árbol de la vida, que dejan un agujero inevitable en el dosel metafórico de la biodiversidad, que puede tardar millones de años en volver a crecer.
Un problema por resolver
Y es un problema que nos preocupa a todos muy de cerca: las extinciones masivas de los sexos pueden causar una serie de problemas al empeorar el cambio climático y promover la propagación de enfermedades infecciosas. Un ejemplo es la propagación de la enfermedad de Lyme, transmitida por las garrapatas de patas blancas, que ha aumentado drásticamente debido a la disminución de sus competidores y depredadores. Lo que ya se ha hecho es irreversible, pero se pueden evitar acontecimientos catastróficos si se toman inmediatamente medidas políticas, económicas y sociales sin precedentes, subrayan los expertos. En particular, recomiendan mayores esfuerzos de conservación, especialmente en las regiones tropicales: de hecho, las extinciones de especies se concentran incluso con una sola especie restante.
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