Una nueva investigación de esta semana parece confirmar la sospecha de que el coronavirus puede infectar muchas partes del cuerpo humano, no solo el sistema respiratorio. También encontró que el virus a veces puede permanecer en el cuerpo incluso después de que los síntomas iniciales de una persona hayan desaparecido. Los hallazgos preliminares pueden arrojar luz sobre la compleja enfermedad crónica conocida como virus largo que padecen algunos supervivientes.
El SARS-CoV-2 es principalmente un virus respiratorio, como la influenza u otros coronavirus humanos. En los casos leves, sus síntomas graves tienden a afectar el tracto respiratorio superior, mientras que los casos más graves se asocian con infección pulmonar y neumonía. Pero la evidencia del laboratorio y los pacientes sugiere que el virus puede viajar por todo el cuerpo e infectar otros tejidos también, gracias a los receptores que utiliza para secuestrar células. Recientemente, por ejemplo, los eruditos han encontrado Evidencia de que el coronavirus puede infectar fácilmente las células grasas e inmunes.
Los científicos detrás de esta nueva investigación, en su mayoría de los Institutos Nacionales de Salud, dicen que su investigación es la visión más completa hasta ahora sobre qué tan bien el coronavirus puede infectar diferentes partes del cuerpo y el cerebro humanos. Para ello, los investigadores realizaron autopsias completas en los cuerpos de 44 personas que habían contraído el coronavirus. En todos los casos, excepto en cinco, la infección estuvo directamente relacionada con la muerte de la persona.
En general, el equipo encontró abundantes signos de coronavirus fuera del tracto respiratorio, tanto al principio como al final de la infección. Su presencia fue ciertamente mayor en las vías respiratorias y los pulmones. Pero también encontraron evidencia de infección en los tejidos cardiovasculares de casi el 80% de los pacientes. en los tejidos del tracto gastrointestinal 73% de pacientes y en músculo, piel, grasa y tejido nervioso periférico 68% de pacientes. En las 85 partes y fluidos corporales que estudiaron, el virus se pudo encontrar, al menos en algunas ocasiones, en 79 de ellas, incluido el cerebro. Encontraron rastros de ARN viral en todo el cuerpo y el cerebro meses después de que comenzaron los síntomas, hasta 230 días en el caso de un paciente.
Los autores escribieron en su artículo de investigación, que se publicó como Preimpresión El domingo, pero está bajo revisión para su publicación en la revista Nature, según Noticias de Bloomberg.
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There are important limitations to this research. For one, the cases obviously tended to involve people severely ill with covid-19. But even in the few cases where someone had mild or no covid-related symptoms, the virus could still be found throughout the body, the authors noted. The study was also conducted between April 2020 to March 2021, a period of time when relatively few people were vaccinated. So it’s possible that those with some immunity may prevent the virus from infecting the body as thoroughly as it did in these patients (there was no mention of anyone being vaccinated in the paper). The emergence of several new variants of the virus, such as Delta and Omicron, since March may further complicate the picture.
All that said, the findings give us a clearer picture of how acute infection by SARS-CoV-2 works and how it could continue to cause trouble after the initial illness seems to resolve. Some experts creemos Al menos algunos casos de COVID-19 se pueden atribuir a una infección persistente. Pero si bien estos hallazgos proporcionan pruebas sólidas de una infección a largo plazo, también plantean nuevas preguntas.
Por ejemplo, el equipo encontró poca evidencia de que la presencia del virus fuera de los pulmones estuviera asociada con inflamación directa u otras infecciones de las células relacionadas con el virus, incluso en infecciones persistentes. Esto es clave porque la inflamación es una de las formas más comunes en que el cuerpo puede dañarse a sí mismo crónicamente, y muchos expertos creen que juega un papel importante en los síntomas del COVID-19. Los autores señalan que en algunas infecciones persistentes, el virus puede ser demasiado defectuoso para continuar reproduciéndose, lo que puede explicar por qué el cuerpo no responde a él como una infección típica. Este descubrimiento no descarta la posibilidad de que el virus continúe causando daño cuando permanece en el cuerpo, pero agrega una nueva arruga al rompecabezas de la enfermedad Covid-19 que los científicos tendrán que estudiar más a fondo.
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