En su discurso de fin de año, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky prometió que en 2024 “el enemigo será destruido” y que los invasores rusos enfrentarán “nuestra ira”. Uno sólo puede admirar el coraje y la determinación del líder de Kiev, ante la intensificación de los mortíferos bombardeos ordenados por Vladimir Putin, un día antes de que dijera que él también quería que la guerra terminara, en sus propios términos, por supuesto. Sin embargo, Zelensky tiene cinco problemas que afrontar.
Oposición
La unión sagrada es inicialmente un recuerdo. En noviembre, los desacuerdos entre Zelensky y los líderes militares se hicieron públicos, en particular el Jefe de Estado Mayor Zalozhny, quien dijo en una entrevista con El economista Admitió el fracaso del contraataque, al que el presidente se opuso inmediatamente. Fuentes ucranianas hablan de una encuesta secreta según la cual Zalozny competirá con Zelensky en el duelo electoral por la presidencia. Pero ya ha dicho que las elecciones previstas para este año no se celebrarán a causa de la guerra. Es cierto que el funcionario no deja escapar nada de sus potenciales ambiciones políticas, pero no pierde oportunidad de acosar al presidente. Otra espina clavada en el zapato del alcalde de Kiev es el ex campeón mundial de boxeo Vitali Klitschko, que recientemente criticó al presidente: “La gente pregunta por qué no estábamos mejor preparados para esta guerra. Porque Zelensky negó hasta el final que el asunto hubiera llegado a este punto. Había mucha información que no se correspondía con la realidad. Por supuesto que podemos mentir a nuestro pueblo y a nuestros socios, pero no para siempre”. Klitschko concluye que Zelensky “pagará por sus errores al final de la guerra”.
Ponlo adentro
Por último, pero no menos importante, Zelensky tiene que lidiar con la terquedad de Putin, quien ya no es el zar incierto que era hace apenas seis meses, cuando la rebelión de Prigozhin hizo que su poder flaqueara. Ahora el dictador del Kremlin se siente nuevamente poderoso, respaldado por una economía en crecimiento y una postura militar favorable. Ya ha enviado a morir a toda una generación, pero la muerte no le concierne. La democracia es un problema que no le concierne. En marzo será reelegido por quinta vez, sin oponentes, para otros seis años. Dice que quiere poner fin al conflicto, pero sólo cuando se cumplan sus demandas.
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