El fiscal general de Missouri, Schmidt, junto con el fiscal general de Luisiana, Landry, interrogaron a Anthony Fauci (director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas) en diciembre pasado. [NIAID]) en un largo interrogatorio. El jefe del organismo que emitió las normas de censura del sector farmacéutico para todo Occidente, tan defendidas por los grandes medios de comunicación, se encontró sentado sobre brasas y pudo haber pensado que podría salirse con la suya de nuevo, pero no parece ser el caso. Esto es por ahora.
En mayo de este año, con base en las declaraciones de Fauci convertidas en una total contradicción y falsedad por los perfiles de Twitter de Elon Musk, los dos jueces presentaron una demanda condenando a la administración de Biden, invirtiendo personalmente a Joe Biden y Anthony Fauci, además de involucrar a todo el Departamento de Estado de EE. UU. Seguridad Nacional y docenas de agencias federales, incluido inicialmente el FBI. ¡El estado profundo estadounidense, entonces, finalmente está en el banquillo! La demanda alega que la asociación criminal, el estado profundo, es decir, un estado con poder administrativo permanente independiente del ganador de la elección, llevó a cabo un esfuerzo coordinado masivo. Esta organización tiene como objetivo utilizar Big Tech (Facebook, YouTube, Twitter, etc.) para censurar y manipular las percepciones de los estadounidenses (desde los ciudadanos hasta los servicios de cable y los medios) sobre temas relacionados con la computadora portátil para informar sobre la trata de personas y Hunter Biden. Los sobornos en Ucrania, la falta de integridad electoral de las elecciones presidenciales de 2020, el origen del COVID-19 y, por último, pero no menos importante, el persistente escepticismo sobre una vacuna contra el COVID-19. Estas son las formas en que Fauci y la administración de Biden están cometiendo delitos graves:
a) Fauci afirmó que no sabía que su equipo de comunicaciones se estaba coordinando con los jefes de organizaciones en las redes sociales para detener la “información errónea y la desinformación”, hasta que se vio obligado a admitir que, de hecho, estaba al tanto de algunos casos de coordinación.
b) Fauci afirmó en repetidas ocasiones que el COVID-19 era un virus natural, pero dos años después él mismo desmintió esa tesis. Fauci ha dicho en varias ocasiones que la desinformación (la definición de información con la que no está de acuerdo) pone en riesgo vidas, pero la presión de la Fiscalía General de Luisiana no ha podido argumentar si la etiqueta de ‘desinformación’ sobre el origen del Covid19 son sus tesis expresadas en 2020. o su país, pero a diferencia del anterior, en 2022.
c) Fauci se negó a definir la investigación sobre “ganancia de función” diciendo que era un término demasiado amplio para definirlo, privando así a cualquiera de sus evaluaciones de un carácter científico mínimo.
d) Fauci afirmó repetidamente que no entendía algo, por ejemplo en un momento mintió cuando afirmó que no sabía qué era Meta (la empresa matriz de Facebook), hasta que luego se vio obligado a admitir que, de hecho, yo Sabía exactamente lo que era meta. Se ha producido documentación inequívoca que consta de varias grabaciones de audio que dan fe de cómo sabía qué era Meta y qué significaba exactamente.
e) Otra práctica típica de mentir por parte de Fauci, que constituye múltiples delitos, ocurrió cuando se vio obligado a admitir que había hecho un contacto formal y, por lo tanto, conocía las circunstancias de una persona clave o un informe clave, pero intentó minimizar su importancia, sugiriendo que mientras revisaba los datos estaba distraído y no los leía con atención, o no era un experto en ese sentido, y por lo tanto no comprendía completamente su significado científico e implicaciones.
f) Otra táctica de defensa judicial muy poco sincera por parte de Fauci fue la de “eludir el barril”, es decir, la de meter en problemas a sus subordinados distantes. Esta tendencia se repite en su testimonio, en el que argumentó descaradamente que mientras él, el director del NIAID, con su presupuesto de 6.000 millones de dólares al año y una multitud de los “expertos” más diversos y capacitados del mundo, no tenía conocimiento de lo que los informes firmados por él fueran apareciendo en América y en el mundo, funcionarios anónimos serán responsables de gravísimas deficiencias de carácter científico.
g) Y finalmente, lo más peligroso de todo. Fauci argumentó que la hidroxicloroquina es “peligrosa” y tiene efectos secundarios “tóxicos”. Esta afirmación era falsa, porque HCQ es una de las drogas más seguras conocidas por el hombre, pero también porque la “vacuna” COVID ha matado a decenas de miles y dañado a millones de estadounidenses. Asimismo, el tratamiento médico de Fauci, remdesivir, no ha mostrado ningún efecto positivo en el tratamiento de la COVID y además es altamente tóxico, como se indica en el prospecto.
h) Fauci afirmó que la hidroxicloroquina era ineficaz para tratar el COVID, pero la respuesta al contrainterrogatorio no citó un solo estudio para respaldar su afirmación, afirmando que las referencias a estudios que respaldaban sus afirmaciones no se le pasaron por la cabeza en ese momento, de ahí sus decisiones. . Por otro lado, Fauci aseguró no conocer ninguno de los 371 estudios sobre la hidroxicloroquina que prueban su eficacia en el tratamiento de la enfermedad, alegando que desconocía esto, confirmando su desconocimiento en este sentido aun cuando existe una lista de publicaciones científicas firmadas. por científicos. En la cima de importantes universidades e institutos de investigación.
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