diciembre 26, 2024

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Ataque a los bosques: Dos ecologistas son asesinados cada día

Ataque a los bosques: Dos ecologistas son asesinados cada día

Dos asesinatos al día durante diez años. Este es el informe publicado. ONG Global Witness Cada año desde 2012 elabora un informe sobre activistas medioambientales asesinados en todo el mundo defendiendo sus territorios. Desde que Global Witness comenzó a rastrear las muertes de activistas, la ONG ha identificado 1.773 víctimas, 200 solo en 2021.

Para entender cómo llegamos a este punto, Global Witness explica que los datos son insuficientes para aclarar la gravedad de la situación: las restricciones a la libertad de prensa y la falta de observadores independientes están provocando una falta de datos en muchos países. Además, en muchas áreas donde ha ocurrido un alto número de asesinatos, la proliferación de conflictos armados, disputas territoriales y violencia dificulta aún más el seguimiento y monitoreo de los ataques.

Los datos informados por la ONG pueden proporcionar una imagen precisa de las víctimas y en qué países corren el riesgo de ser asesinados quienes luchan por defender su tierra. Dos tercios de los asesinatos en la última década tuvieron lugar en América Latina, con la mayoría de las víctimas en Brasil (342), Colombia (322) y México (154), mientras que en el otro lado del mundo Filipinas registró 270 asesinatos. En los últimos diez años.

Para Global Witness, la conexión entre la violencia contra los ambientalistas y la búsqueda de un desarrollo económico basado en la extracción de recursos naturales es clara en estos países. No es casualidad que los grupos más afectados sean las comunidades indígenas que luchan por proteger sus territorios. Un ejemplo es Brasil, donde el 85% de los asesinatos ocurren en los estados amazónicos: un tercio de las víctimas son indígenas o afrodescendientes que han tratado de resistir el avance de décadas de explotación extensiva de la tierra y deforestación.

En 2021, Global Witness documentó 200 asesinatos. México es el país con los índices más altos de violencia contra defensores de la tierra, con 54 activistas asesinados. En un país que ha sido escenario de una guerra asimétrica entre el gobierno mexicano y los cárteles de la droga durante más de dos décadas, los asesinatos de ambientalistas corren el riesgo de pasar a un segundo plano ante serias dificultades de vigilancia. A pesar de todo ello, los datos recogidos perfilan un escenario muy claro y aportan la identidad de las víctimas. Dos tercios de los asesinatos ocurrieron en Oaxaca y Sonora, dos estados que tienen grandes comunidades indígenas y comparten importantes inversiones mineras.

Las comunidades indígenas no solo son blanco de ataques en México: a nivel mundial, en 2021, más del 40% de las víctimas eran indígenas, aunque estas personas representan solo el 5% de la población mundial.
Otro caso ilustrativo es el de la República Democrática del Congo. Aquí, Global Witness identificó ocho asesinatos, todos los cuales tuvieron lugar dentro del Parque Nacional Virunga, donde los guardabosques que protegen el parque son atacados regularmente por cazadores furtivos. Incluso en el continente africano, es muy difícil verificar las causas de los asesinatos, los casos a menudo no se denuncian y los asesinatos no se denuncian. Por lo tanto, se teme que el número sea mayor.

Pero, ¿quién está detrás de los asesinatos? Desafortunadamente, esta simple pregunta no es fácil de responder. El informe nos recuerda que se identifica a muy pocos perpetradores y pocos son llevados ante la justicia y castigados. A menudo esto se debe a la falta de estudios precisos y efectivos. En países donde los sistemas judiciales son débiles y la policía corrupta, los intereses que alimentan el conflicto por la explotación de la tierra se confabulan para crear situaciones de impunidad por los delitos contra el medio ambiente y quienes lo protegen.
Entre las muchas historias que se cuentan en el informe está la de Isaac Tempe, un líder del pueblo indígena Tenedehara que recibió un disparo en el pecho por parte de un miembro de la policía militar brasileña. El caso es uno de tantos que revelan la siniestra relación entre el agronegocio extensivo y la violencia contra los pueblos indígenas. Una tendencia que ha aumentado considerablemente bajo el régimen de Jair Bolsonaro.

Imagen: Berta Cáceres, activista hondureña asesinada en 2016. Fuente: Premio Ambiental Goldman