“mierda”. No está claro si se trata de un concepto antropológico, una cita de Rino Formica (“La política es lágrimas y maldad”) o pura ciencia fecal. Michel Santoro escribe en la apertura de su último libro, Non nel mio nome (Marsilio, p. 128, Euro 12): “No soy un político. El político debe preguntarse primero por el problema del poder, que significa entrar en salas que huelen a mugre sin que nadie se dé cuenta. Tiene que hacer eso si quiere llegar a algo útil para el país. Pero la mayoría de las veces, ese hedor se le quedó pegado y eso es todo. Terminó acostumbrándose a eso, y lo que en su mayor parte es el olor de esta mierda. Nunca lo soporté, y cuando llegaba frente a esas habitaciones siempre retrocedía con asco. El resultado es que el hedor ha aumentado y también mi culpa por mirarme sin intentar cambiar las cosas”.
El libro es ahora una expresión canónica de todo el cuerpo de la ideología santoriana, e incluso está bien escrito. Pero algunos errores son urgentes. Por ejemplo: Santoro puede no ser un político hoy, pero lo fue. Ray lo purgó en 2004 debido a un “decreto búlgaro” que presentó para las provincias del Noroeste y del Sur y fue elegido tanto para el Parlamento Europeo como independiente de la Unión por el Olivo. No sólo se abrió la puerta por donde -digamos- salía el agua exhalada; Entró en las habitaciones y nos sentamos. No sabemos si el hedor se le quedó pegado en un año cerrado allí. Eber, Experiencia Brodian por 15.000 Euros por Li si seguramente lo dicte el Fuego Sagrado de las Batallas de Libertad de Información. En cualquier caso, la cohesión política no era su fuerte. Michel anunció que votó por Denny, La Malva y Di Pietro cuando todos lo vincularon con Berlinger. Pero mucho lo es. Michele se convirtió en miembro de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior en Bruselas. Comité de Cultura y Educación; Delegación en la Comisión Parlamentaria Mixta UE-Croacia; Delegación en la Comisión Parlamentaria de Cooperación entre la Unión Europea y Rusia.
Y en todos estos florecientes nombramientos, desató la belleza de 4 Temas-4 Preguntas Parlamentarias, registrando índices de asistencia entre los más bajos del Parlamento. Eso terminó en 2005, harto del papel reasignado en Viale Mazzini, Michel renunció, para disgusto de la mayoría de sus 730.000 electores que creían genuinamente en su revolución. Santoro siempre escribe: “Para mí, el conflicto en Ucrania fue un punto de inflexión y me sentí sin ninguna representación”. Hoy nos gustaría escuchar lo que piensan sus electores sobre el concepto de “subrepresentación”. Queda la pregunta: ¿Prevalece el hedor o la culpa…?
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