Buenos Aires. La violencia contra los periodistas ha estallado nuevamente en México. Un grupo delictivo vinculado al narcotráfico secuestró, torturó y asesinó a Luis Martín Sánchez Íñiguez, de 59 años, reportero del diario progresista La Jornada en el noroccidental estado de Nayarit.
Dentro de una bolsa de plástico, lo encontraron “con las manos atadas a la espalda con cinta de embalar. Tenía clavado en el pecho un destornillador picahielos y con la señal de una sibila: ‘Escribe lo que quieras, pero no vengas con tu familia’”, informó el portal CreditNMX, en el que colaboró el periodista.
La desaparición del reportero es la sexta que muere a manos de la delincuencia mexicana este año, y la tercera para Masthead La Jornada Perdió los últimos ocho años de violencia: fue denunciado a la policía por su esposa, Cecilia López Aguilar, quien dijo que los secuestradores se llevaron equipos de cómputo y teléfonos móviles de su casa en El Armadillo.
La Coordinación Nacional Contra la Trata (Conase) inició de inmediato la búsqueda del periodista, cuyo cuerpo fue encontrado horas después en un descampado de la vereda Ahugate del municipio de Tebig. En su primera declaración al respecto, dijo que continúan las investigaciones para identificar a los secuestradores y que el homicidio “debe estar relacionado con la actividad profesional de la víctima”.
Una hipótesis respaldada por el hecho de que el diario de Sánchez Íñiguez se encuentra entre los pocos diarios en México que denuncian tramas de corrupción y narcoactividad. Y otros dos colegas del periódico que fueron asesinados en 2015 en realidad fueron destituidos por sicarios del cártel de Sinaloa, quienes estaban irritados por los artículos hostiles para los que eran editores. Review dn.mx sigue la misma línea audaz de condena al narcotráfico, describiendo primero la situación en la que se encontró un cuerpo abandonado por los traficantes. Le dan cierta importancia a la llamada telefónica de un desconocido para contactar a una de las hijas del reportero, “para contarle algo importante sobre su padre”. Pero como la niña no estaba, el interlocutor no quiso enviar los mensajes.
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